La nación se viste de béisbol: arranca la LIDOM 2025-2026
No hay fecha más esperada en la República Dominicana que la del inicio del béisbol invernal, esa época donde todo el país se detiene, donde el aire huele a estadio, a maní tostado, a esperanza y a pura pasión.
Hoy todo un país se viste de béisbol. Se encienden las luces, se desempolvan las gorras, se colocan las banderas y se reactivan los rituales de cada fanático: los que escuchan la antesala en la radio, los que preparan la silla frente al televisor, y los que, sin importar el cansancio o el tráfico, dicen con orgullo: “voy pa’l play.”
Porque más que un deporte, la pelota es nuestra cultura, nuestra identidad, nuestra forma de sentir y celebrar la vida. Llegó el día donde el país se divide en colores, pero se une en una sola emoción.

Muchos son azules y se hacen llamar gloriosos; otros, amarillos, y aseguran que son el equipo grande. Los rojos se proclaman “duros de matar”, y lo demostraron con el caminerazo y la jugada de Sócrates Brito. Los verdes, con su fe inquebrantable, brillan en el cielo oriental. Los naranjas aseguran que “el que no, que se mude”. Y los rojo vino gritan desde el Cibao que son gigantes de verdad.
Pero, más allá de los colores, este día significa reencuentro: con el pasado, con nuestra gente y con esa parte de nosotros que solo despierta cuando escuchamos el primer “¡play ball!” de la temporada. Porque cuando arranca la LIDOM, se detiene el reloj, pero el corazón late más fuerte.
Los seis caminos hacia la gloria
Los Leones del Escogido, campeones nacionales y del Caribe, llegan con el ánimo de revalidar su corona. Tras un año de altibajos, la organización vive una nueva era bajo la gerencia de Carlos Peña y la dirección del mánager Álex Cintrón, una dupla que apuesta por disciplina, análisis y desarrollo. Con figuras como Yamaico Navarro, Sócrates Brito y Junior Lake, los rojos buscarán mantener su ADN competitivo. Su pitcheo inicial dependerá del zurdo Jonathan Bermúdez y el liderazgo de Rolddy Muñoz en el bullpen. Los Leones inician el torneo con hambre de repetir y con la mirada puesta en la defensa del título.
Los Tigres del Licey, el glorioso azul, se presentan una vez más como el equipo a vencer. Han sido el conjunto más exitoso de la última década, con tres coronas en ese período. Con César Valdés, uno de los mejores lanzadores en la historia de la liga, junto a figuras como Francisco Mejía, Gustavo Núñez y Christian Adames, el Licey promete pitcheo de élite y una ofensiva versátil. Entre los refuerzos destacan Paolo Espino, Jorge López y Cameron Gann, quienes refuerzan la rotación y el bullpen. El equipo azul buscará revancha inmediata y el ansiado campeonato número 25.
Las Águilas Cibaeñas, símbolo del Cibao y orgullo de una de las fanaticadas más apasionadas del Caribe, afrontan el reto de volver a la cima. Con René Francisco al mando de las operaciones, Gian Guzmán como joven gerente y la dirección de Luis “Pipe” Urueta, las Águilas apuestan por una reconstrucción sólida. Juan Lagares, Aderlin Rodríguez, Leody Taveras y Aneury Tavárez encabezan una ofensiva peligrosa, mientras la gerencia ha reforzado el pitcheo con brazos como Triston McKenzie, Devin Smeltzer y Hunter Bigge. Este año, el grito que se escucha desde Santiago y todo el Cibao resuena con fuerza en la voz de Santana Martínez:
“¡Las Águilas, volando alto y pico!”
En San Pedro, las Estrellas Orientales confían en su mística y fidelidad. Su fanaticada, una de las más leales del país, regresa al Tetelo Vargas con la esperanza intacta. Fernando Tatis Sr. vuelve al timón, acompañado por un cuerpo técnico con experiencia y sangre verde. Con refuerzos como Pedro Strop, Enny Romero y Domingo Tapia en el pitcheo, más el liderazgo de Miguel Sanó y Francisco Peña, las Estrellas quieren volver a brillar en lo más alto. En San Pedro siempre se cree, porque en esa tierra la fe beisbolera nunca se apaga.
Los Toros del Este, “la gente del corral y del Torolío”, llegan con nuevos bríos tras cuatro temporadas fuera del round robin. El dirigente Víctor Estévez encabeza un proyecto joven y agresivo, con figuras que prometen espectáculo: Eloy Jiménez, Marco Luciano, Jhonkensy Noel y Bryan De La Cruz. Su cuerpo de lanzadores, liderado por Aaron Sánchez, Sixto Sánchez y Joely Rodríguez, aporta experiencia y potencia. Los Toros confían en su renovación y en el empuje de su fanaticada romanense para volver a ser protagonistas.
Y en San Francisco de Macorís, los Gigantes del Cibao, el equipo más joven de la liga pero con corazón gigante, inician su camino con José Leger repitiendo al mando y un roster balanceado. Pablo Reyes, Leury García, Carlos Franco y José Devers refuerzan la ofensiva, mientras Emilio Vargas será el abridor del Día Inaugural. Con importados como Jake Faria, Caleb Smith y Daniel Mengden, los Gigantes apuestan a un pitcheo sólido y a una defensa consistente. Hoy visitan a las Águilas en un duelo que promete emociones desde el primer lanzamiento.
El día ha llegado, la suerte está echada y que gane el mejor. Hoy, más que nunca, la pasión que nos une se siente en cada grada, en cada calle, en cada corazón que late al ritmo del béisbol. Seis franquicias, seis pasiones, seis colores, todos con hambre de triunfo y la fuerza de defender su ciudad, su historia, su orgullo.
Cada lanzamiento es un suspiro de esperanza; cada batazo, un grito que recorre el país; y cada jugada, una historia que se escribe en nuestra memoria colectiva. Los niños miran a sus héroes con los ojos llenos de sueños, los veteranos reviven sus glorias, y todos nosotros nos dejamos envolver por la magia de este juego que convierte a un país entero en una familia que celebra, sufre y vibra unida.
Para un servidor, este será uno de los torneos más reñidos en toda la historia de la LIDOM, y la emoción que nos genera solo confirma que siempre habrá un octubre, como decía Don Mendy López… y este, sin duda, llegó con toda su fuerza, listo para hacer vibrar al país y recordarnos que el béisbol es, ante todo, la pasión que nos une.






